Vengo del trasero de Santiago
apestando a frustrados sueños
colgando con una hilacha de sol
con la maravilla en las ganas
se me abre la ciudad entre los límites
como un abanico impredecible
dejo el salvaje lado oscuro
donde los duros comandan los zapatos
me observan miles de cámaras
infinitas conexiones y guardias
lo privado y lo público se diferencian
con esas formas tan pulcras
las veredas permanecen completas
sin resaltos ni vendettas
ya no extraño lo que dejé
respiro el placer me inundo de su perfume
pieles y relieves sinuosos
espejos dorados del paso pudiente
mi sombra nerviosa no sabe donde ocultarse
apenas la roza la brisa del éxito
viaje entre mundos paralelos
soy el pasajero que testifica
frente a la ignominia del sistema
que ya no se sostiene con la sola economía.
© Lichazul ®
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