Estaré confesando mi caída
la de aquella madrugada
entre las rejas que vieron mi hundimiento
uno a uno en mis secretos
esparcidos por la soledad
fiebre abismal que todo lo toma
como si yo misma fuera la piedra arrojada.
Estaré recorriendo las fosas
aquellas que olían a fresas hoy caducadas
de ese perfume y de esa ausencia
hasta el fondo, siempre al fondo
es el precio a pagar
por respirar la soledad tibia
que entre mis manos se alojaba
cuando fui mariposa de noches y velas.
Estaré en la casa de aquel sol poniente
entre las paredes de espuma y sal
con ese vaivén inmortal
del que ama sin nombre
del que vive en la locura
con esa telaraña de mortaja
recorriendo la memoria
confesando los reflejos del alma.
© Lichazul ®
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